lunes, 25 de junio de 2018

Con parche en el ojo, con cara de malo…

El otro día leí en el Semanal una cosa que me pareció muy curiosa, así que hoy me apetece comentárosla para que la sepáis todos vosotros. Como decía Sabina en su canción todos cuando nos imaginamos un pirata tenemos en la cabeza a un tipo con parche, pero ¿sabéis porque se ponían el parche?

Yo pensaba que los parches se los ponían los tuertos, como en el primer caso documentado del parche en el ojo que corresponde al pirata Rahmah ibn Jabir Al Jalhami, nacido a mediados del siglo XVIII en lo que hoy es Kuwait y que lo tenía por haber perdido un ojo en la batalla. Pero lo cierto es que el hecho de que los piratas se ilustren con un ojo cubierto no se corresponde con el índice de tuertos entre quienes se dedicaban a saquear barcos. Y, ¿entonces?

El parche tenía una función distinta. Los corsarios se tapaban un ojo con el fin de adaptarse mejor a los cambios bruscos de luz. Por ejemplo, al entrar en la bodega de su barco (o del enemigo). Nuestras pupilas tardan poco en adaptarse al pasar de la oscuridad a mayor cantidad de luz, pero el proceso inverso puede llevar hasta 25 minutos. Demasiado, sin duda, si nos encontramos en pleno abordaje. Una manera más rápida es llevar siempre un ojo tapado y cambiar el parche de lado al adentrarse en la oscuridad. De hecho, ese ejercicio es parte del entrenamiento de los astronautas de la NASA.

Curioso, ¿no?

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