Ya no queda nada. Una semana y un poquito más. En Pamplona ya huele a San Fermín... y una de las cosas que dice que ya estamos muy cerca es el fallo del jurado del Certamen Internacional de Microrrelatos de San Fermín. En esta décima edición también he participado, pero no ha habido suerte...
Podéis acceder a todos los premios y a los 10 relatos elegidos por el jurado en este blog
Sinceramente a mi el primer premio no me gusta mucho (aunque me gusta que haya ganado un relato en euskera), el segundo sin más. Son más fan del tercero. Y luego fuera del podium me quedo con el quinto. Os los dejo aquí para que podías leerlos.
3º Clasificado: “La atracción” de Javier Casado Mayayo
Fue en el 95, después de los fuegos. “Un viaje y a casa”, le había advertido su madre, como de costumbre, antes de entrar en las barracas, pese a que siempre terminaban siendo dos o tres. A su edad, el mejor momentico de los Sanfermines estaba en Yanguas y Miranda, y desprendía aromas a gofre y algodón de azúcar.
“¡Pues al saltamontes, que no lo he probado nunca!”. Aitor lo había elegido casi sin pensar, como cuando se montó en el Revolution, años después, nada más comer. O el día que se subió a la Barca Vikinga con la pata escayolada. De txiki había pasado una semana entera en vela por culpa de la Casa del Terror, y superó su miedo a las alturas gracias a la Noria. Y aunque aún hoy le van las emociones fuertes y las montañas rusas de sensaciones, jamás ha vuelto a experimentar en un solo segundo tanto pánico, alegría, inquietud, vértigo y euforia a la vez como el que vivió aquella noche de San Fermín, cuando la niña más bonita de Pamplona, con ojos de choque y boca de manzana caramelizada, se acercó dubitativa por el pasillo metálico del insecto de hierro para acabar sentándose a su lado.
5º clasificado: “De mano en mano” de Roberto San Martín San Julián
El chupete. Aquel que un día se llevó un gigante. Sanfermines de silleta. Atascos por las calles siguiendo a la comparsa. El teléfono escrito en mi antebrazo. ¡A las barracas! Los caballitos, el tren de la bruja. Un algodón de azúcar que me ensucia la cara. Las toallitas de mi madre. Un globo. La verga del kiliki. El zaldiko. Corriendo en el torico aúpa de mi padre. Bombetas. La ficha naranja para los autos de choque. Revolution. La paga de mi abuela que vuela de mis manos. Amigos y libertad. El champán para tirar. Esa riñonera donde cabe todo lo que necesito. El móvil viejo por si lo pierdo. Los primeros cachis, algún que otro cigarrillo. Las gafas compradas a un mantero. Los churros de la Mañueta al volver a casa. Los cubos de la plaza y esa bota llena de mezclas imposibles. La pancarta de la peña. Mi novia. El periódico enrollado corriendo por la Estafeta. El almuerzo. Mi mujer. Una tarde de paseo y un bocata en el bosquecillo. Las casas regionales. Las lágrimas de mi hijo asustado por los fuegos. El vermú. El frito empapando de aceite su servilleta. ¡Hija, ten cuidado! De nuevo el chupete colgado de un gigante.
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