miércoles, 6 de febrero de 2013

Un trozo invisible del mundo

A mi me encanta el teatro y la verdad es que intentó ir bastante. Voy al anfiteatro o también gallinero por ser más barato. Ocho euros (si compras muchas entradas se queda en 6€) que es lo que cuesta una entrada en el Teatro Gayarre, el teatro de mi ciudad, la verdad es que no me parece un derroche y es lo que vale el cine y, aunque el cine también me gusta no es lo mismo ver en una pantalla al actor que verlo actuar en vivo. Como decía el otro día un hombre, el teatro es el verdadero 3D. Además tenemos la suerte que vienen teatros en los que hemos visto grandes actores. Son muchas las criticas que he hecho y además en este blog.

Hoy hablaré de "Un trozo invisible del mundo". Una obra totalmente recomendable. En la que te ríes, sufres,.. con cinco monólogos sobre la inmigración, el exilio, la soledad, el vivir en un sitio que no es el tuyo,.. Solo dos actores en el escenario. Astrid Jones que hace uno de los monólogos. Al parecer es una cantante de Soul (esto si que se nota en el monologo porque canta como los ángeles), pero verdaderamente también una gran actriz. Quizás cuenta el trozo más desgarrador de la obra y la verdad es que lo trasmite muy bien. Y Juan Diego Botto, que además de actor, al que todos seguro conocéis, es el escritor de la obra. Increíble como cambia de acentos y como nos trasporta desde Buenos Aires a un locutorio de las calles de Madrid, como nos habla del exilio como de un tipo de un aeropuerto con el que te puedes reír por como cuenta las cosas, pero que si piensas en lo que dice da mucho miedo. Sinceramente me sorprendió gratamente porque ya lo conocía com actor de cine en dónde ha hecho papeles muy buenos, pero pensé que como actor de teatro lo iba a hacer peor. Pero como digo hace un trabajo estupendo. Una obra que te deja pensar, en la que sales pensando en gente que conoces inmigrante o gente que conoces exiliada y no me refiero solamente al exilio político, sino a otros tipos de exilio.

El escenario en una cinta de aeropuerto con maletas vacías que da un poco de dinamismo a la obra y que refleja como la gente que se representa está en movimiento, está en el limite entre un país y otro, está vacía y sola como esas maletas.

También me gustó mucho el coloquio que tras la obra pudimos tener con los actores y el director de la obra (también actor de series de televisión). Es una idea muy buena.

Simplemente recomendarla. Si tenéis oportunidad de que vaya por vuestra ciudad o cerca y con la posibilidad de ir no os perdáis esta obra de teatro, que para mi tendrían que representar en todos los institutos del mundo.

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