lunes, 17 de julio de 2017

Triste

Ya se han acabado las fiestas, aunque quizás ya están bien los nueve días... hoy me levantaba con la noticia de que un planeta que va a colisionar con la tierra y que no sabía si era un sueño o era realidad. Como la realidad que ha llegado hoy al venir a trabajar y al ver las noticias que habían pasado mientras las fiestas dónde he estado desconectado sin saber más que lo que había pasado en el encierro.

Y las primeras noticias eran de muertes de genios del cine. Dos de los que he lamentado su muerte, aunque estamos hablando de gente ya mayor y no han sido repentinas.

El primero que murió fue ayer en Toronto a los 77 años víctima de un cáncer de pulmón George A. Romero. Fue como quien dice el creador del cine de zombis. En los años sesenta, un grupo de cineastas dinamitó las convenciones del cine de terror, aprovechando el cambio social en cuanto a la violencia y la obscenidad permitida. Algunos lo hicieron desde dentro de Hollywood, como Roman Polanski, Brian de Palma o William Friedkin. Otros crearon sus productos desde fuera de las majors, pero atrajeron al público de igual manera: por esa rendija comercial se colaron John Carpenter, Wes Craven, Tobe Hooper, David Cronenberg y George A. Romero, que demostraron que para asustar a la audiencia no había que contar con grandes presupuestos.

Ahí va mi pequeño homenaje con este vídeo que he encontrado por Youtube.


El segundo es uno de los grandes actores que ha habido desde siempre. El actor Martin Landau murió también ayer a los 89 años y es uno de los actores estadounidenses de más larga carrera. Todos recordaremos a Landau por el papel de Bela Lugosi en Ed Wood, de Tim Burton, el biopic de, posiblemente, el peor director de la historia por el que logró el Oscar en 1995. Pero lo que no sabía era que debutó en el cine en Con la muerte en los talones, de Alfred Hitchcock, en la que encarnaba al mano derecha de James Mason, un asesino que perseguía a Cary Grant, y que alcanza su mejor cota de sadismo pisándole los dedos de la mano mientras el protagonista cuelga en el Monte Rushmore.

Al parecer fue la primera opción para encarnar al señor Spock en Star Trek (rechazó la oferta), así que no fue esa la serie que le dio la fama, sino una de espías, "Misión: Imposible", con la que se hizo popularísimo encarnando a Rollind Hand, el maestro del disfraz y que dejó después de varios años tras ganar él un Globo de Oro y ser candidato dos veces a los Emmy.


Para mi siempre será recordado por el marido adúltero en Delitos y faltas, de Woody Allen, donde le nominaron al Oscar. Curiosamente de porte distinguido, alto, Martin Landau actuó la mayor parte de su vida con peluquín. Quizás si no se hubiera muerto nunca lo hubiera descubierto. Con o sin peluquin, le echarewmos de menos...

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