Será corta y clarividente como el cerebro del Presidente. Será clara y sin objeción como un sumario de Garzón. Será franca y sin pamplinas como la explosión de una mina. Y el que la lea de un tirón, contraerá sin remedio el sarampión. ¡Vivan las revistas del corazón! ¡Viva la Legión!
¡Por un fusible y un rotor! Es una advertencia al lector: las cosas van mal, pero irán peor. Digan lo que digan, éstos gripan mejor que Reagan. La Humanidad no para de avanzar: primero vino Felipe y tuvimos a Aznar. ¿Por qué no me dejan participar? ¡Por un cable y un pistón! ¡No acepto la jubilación! Hace quince años que no hago daño. Desde los tiempos de Don Pelayo no puedo utilizar mi rayo. Ja, ja, ja, soy mala, soy polarizante y en vez de ir a pie voy siempre en tanque. ¡Quiero gripar a la población civil! ¡Quiero tener mi propio misil! O averío o reviento. ¿Por qué no me dan un nombramiento? Volveré, os lo garantizo, y globalizaré hasta el granizo. Recuperaré, como Proust, el tiempo perdido, pero en lugar de magdalenas usaré explosivos. ¡Viva Operación Triunfo! ¡Vivan los anuncios! Me casaré con Bush y juntos pariremos un obús y un poco más adelante nuestros nietos serán tanques. Pasearemos de la mano por un mundo sin humanos. Nos besaremos sin freno lanzando alegremente barrenos en casas, plazas y campos de centeno. Nos juraremos fidelidad ante un hongo nuclear. Deshojaremos margaritas con barras de dinamita. Por Orticón, Saticón y Plumbicón, bombardearemos abrazados televisión y emitiremos desde los escombros escenas que llenarán de asombro: una ancianita que estalla en mitad de la pantalla y un huérfano que hace explosión patrocinado por Enrón. Repartiremos las ventajas de la evolución: cada hombre tendrá su muñón y nosotros venderemos las muletas, en dólares y en pesetas. Y bomba a bomba y verso a verso democratizaremos también el Universo. Ah, me laten los émbolos de un júbilo sagrado, destruir la galaxia entrelazados. Fundiremos, mi amor, las estrellas, que negras lucirán más bellas. ¡Y llevaremos a la luna un grupo de la tuna! ¡Viva la sexta flota! ¡Viva la base de Rota!
Pero, ¡qué digo!, soy española, como la tortilla y el Hola, como Gibraltar y el traje de cola. Soy del país del sol, del jamón y la Legión, donde nació Colón y el Madrid es campeón. ¡Traición! ¡Traición! Me limitaré a la Nación. Griparé con mucho tino en nuestra unidad de destino, desde los Pirineos al Guadalquivir. ¡Viva Perejil! ¡Viva el garrote vil! Gripar, fundir, averiar... admiro también a Aznar. Con él me he de casar. Juntos fundaremos un polvorín familiar y criaremos un sueño nuclear. Haremos juicios sumarios y bajaremos los salarios. Meteremos entre rejas a todo el que tenga orejas; pondremos a prueba su inocencia conforme a la más avanzada ciencia: todo el que sobreviva a una explosión, será conducido a prisión, por no obedecer a la Naturaleza. ¡Viva la libertad de empresa! Acabaremos con el paro aumentando los accidentes de trabajo; flexibilizaremos el mercado privatizando hasta los tornados. Todos seremos españoles, salvo los inmigrantes, ¡que se lo hubieran pensado antes! Ja, ja, ja, los aplastaremos con elefantes. ¡Por un electrodo y un radar! Haremos autopistas en el mar, que aún está por urbanizar, e iremos desde Galicia a Inglaterra siempre por tierra. ¡Viva el chapapote! ¡Viva el garrote! Este es mi ideario: los humanos serán millonarios y el resto no serán humanos; y al que no tenga cien millones lo fundiremos con uranio. Gripar, fundir, averiar... cuando se empieza, no se puede dejar. ¡Qué alegría, gripar en buena compañía! He vuelto, soy la bruja Avería.
Ja, ja, ja, qué mala, pero qué mala soy. El que no grite conmigo, recibirá un castigo. ¡Viva la economía! ¡Viva la CIA! ¡Viva José María García! ¡Viva Davos! ¡Vivan los clavos! ¡Viva la Unión Europea! ¡Viva Corea! ¡Viva el anthrax y la lepra! ¡Viva la Edad de Piedra! ¡Viva Eurovisión! ¡Viva el buen ladrón! ¡Viva el camaleón! ¡Viva el Prestige! ¡Viva el anís! ¡Viva viva viva! ¡Viva la Liga y viva el eje fatal!
¡Viva el Mal! ¡Viva el capital! Pero, sobre todo, ¡viva La Bola de Cristal!
Ja, ja, ja, qué mala, pero qué mala sooooooy
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