jueves, 28 de enero de 2016

Historias de Fantasmas: Enero 2016

Hoy comienzo una nueva sección en las que os voy a contar historias sobrenaturales, vamos voy a ser el Iker Jimenez de vuestras vidas. ;-)

El otro día encontré un texto dónde contaban varias historias de fantasmas o de cosas sobrenaturales que daban un poco de cague. Os las iré contando poco a poco, una cada mes, hasta que se acaben o no encuentre más.

La historia de este mes de enero no es precisamente de un fantasma sino son casualidades que pueden pasar, pero que realmente crees que pueda ser un milagro o algo así. Y quizás lo que vivió nuestro protagonista sea peor que cualquier aparición fantasmal.

Mathew conoce bien lo que es sufrir un ataque terrorista. Y no sólo uno.

El pasado 13 de noviembre sobrevivió en París al ataque de Bataclan. Este estadounidense de 36 años pasaba unos días en París de vacaciones con su mujer y su hijo. La pareja quería ir al concierto de Eagles of Death Metal, pero como no encontraron canguro para el niño, finalmente Matthew fue solo. Mientras disfrutaba de la noche entraron los atacantes. Los terroristas le dispararon en la pierna y él fingió estar muerto. Se hacía el muerto cuando alguien le agarró por los brazos y me sacó de allí. Quien le arrastraba era el periodista Daniel Psenny, que estaba metiendo a todos los heridos que podía en su casa, frente al lugar del ataque. Psenny le salvó la vida. En la foto podéis ver a los protagonistas.

Por si fuera poco, 14 años antes, Matthew también había sufrido los ataques a los Torres Gemelas. Para él fue muy distinto. Se encontraba justo enfrente de la torre sur del World Trade Center, camino a una reunión de trabajo, cuando el primer avión se estrelló. Recuerda que cruzó más de media manzana corriendo. Aunque lo pasara mal, él indica que fue bastante peor lo ocurrido en París.

Aún así parece mentira que un hombre pudiera tocarle los dos atentados. ¿Buena suerte por librarse o mala por estar en esos dos momentos?

Os cito aquí para la próxima historia de fantasmas. ¡Qué durmáis bien y que no os toque nunca lo que pasó Mathew!

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