Quizás no sea lo más visitado de Guatemala, pero para mi fue de los más chulo del viaje. Lo atractivo de estas cuevas es que en su interior transcurre el río y la visita se realiza con una vela cada uno ya que la oscuridad es total en el interior. Se van atravesando galerías repletas de estalactitas y cubiertas de agua, tanto que en ocasiones sobrepasa la cabeza, teniendo que hacer uso de unas cuerdas para poder avanzar, incluso alguna vez hay que nadar. El recorrido es fascinante y la sensación de aventura total, yo me sentí como los Goonies.
Tengo que reconocer que se me apagó la vela unas cuantas veces y que algunas ascensiones no me resultaron fáciles. Incluso hubo momentos de pasarlo bien. Pero esa sensación de aventura es pura adrenalina. Al final del mismo se llega una poza más profunda donde poder saltar a ella desde una cornisa. Yo salté sin problema tirarme de sitios altos al agua no me da miedo, lo malo fue subir, la ascensión de nuevo no fue lo mejor.
Os dejo un vídeo que hicimos. Espero que os guste, como adelanto de unas vacaciones que recordaré siempre.
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