La tarde no teníamos nada que hacer. Preguntamos a la mujer de la familia qué podíamos hacer y muy amablemente nos dijo un par de cosas que podíamos hacer en Sigiriya. Nos dijo lo de la piedra que habíamos estado amaneciendo. Ya le dijimos que habíamos estado. También nos habló de unos recorrido con caballos, barcas,... y también nos habló de un sitio dónde había cosas artesanales muy cerca del alojamiento.
Habíamos pasado parte de la tarde, pero faltaba otra mitad casi y no sabíamos qué hacer cuando nos paró un tuk-tuk al volver al alojamiento y nos dijo que nos podía llevar a un sitio a ver el atardecer muy bonito. Nos miramos y dijimos, ¡¡pues vamos!!
La carretera era un poco rara, nos llevó por caminos. Nos mirábamos y estoy seguro que los tres pensábamos en lo peor. Al final nos paró en un sitio y nos dijo que había que subir una roca. Era fácil y no muy grande, pero cuando íbamos hacía la roca vimos algo que se movía. Enseguida le preguntamos al tuktuktero a ver si había cocodrilos. Nos dijo que no. Luego efectivamente comprobamos que era un lagarto grande, pero no un cocodrilo.
Y al subir a la piedra quizás vimos el paisaje más chulo que habíamos visto hasta entonces. Un lago con nenúfares y barquitas, con unas montañas al fondo (ya las habíamos visto desde la roca del León) y nosotros allí solos. No había nadie. El tuktuktero nos dijo que cuando quisiésemos que nos recogía. Le dijimos una hora y yo creo que los tres pensamos en si volvería o nos dejaría allí, pero al final volvió.
En el tiempo que estuvimos allí en la piedra nos hicimos un montón de fotos, miramos el paisaje de un lado y por el otro. Por el otro no he puesto ninguna foto, pero se veía la roca del León de lejos, pero también con el lago y demás quedaba muy chulo. Pena que el sol se ponía por el otro lado y que nos fuimos antes de atardecer realmente, quizás por el miedo de que oscureciera tan rápido como lo hacía de normal en Sri Lanka y no pudiéramos ver el camino para volver.
En el tiempo que estuvimos allí en la piedra nos hicimos un montón de fotos, miramos el paisaje de un lado y por el otro. Por el otro no he puesto ninguna foto, pero se veía la roca del León de lejos, pero también con el lago y demás quedaba muy chulo. Pena que el sol se ponía por el otro lado y que nos fuimos antes de atardecer realmente, quizás por el miedo de que oscureciera tan rápido como lo hacía de normal en Sri Lanka y no pudiéramos ver el camino para volver.
Volvimos al alojamiento con un poco de terapia con el Tuktuktero que nos habló de sus sueños y de lo que le había pasado en su vida. Cenamos y nos fuimos a la cama porque el próximo día viajaríamos a la ciudad Kandy. Lo que iba a ser una tarde aburrida y sin saber muy bien qué hacer se convirtió en una de las mejores del viaje. La suerte o lo que sea nos hizo disfrutar de aquello que nunca olvidaremos.
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