sábado, 10 de febrero de 2018

Sri Lanka - Nuwara Eliya

Al fin llegamos a un sitio que nos recordaba nuestra tierra: Frio (tampoco tanto, pero 15 grados cuando estás a 30 todos los días...) el cielo más encapotado, incluso con xirimiri,... Cuando llegamos del lago a Nuwara Eliya teniamos la tarde para dar una vuelta. Fuimos al hostal (nuestros compañeros de viaje cogieron otro y después dijimos que quedaríamos...) y fuimos a dar una vuelta por un lago que había en el pueblo. Parecía que el pueblo estaba en ferias o algo así, porque en la parte del lago había como caballitos, colchonetas elásticas,... Lo malo fue que empezó a llover bastante así que decidimos ir a un hotel más elegante del pueblo dónde leímos que había una carta de tés muy larga para pedir y como estábamos en la tierra del té y con el tiempo que hacía, allí nos fuimos. Cogimos un tuk tuk que nos acercó al hotel y allí en unos sofás y calentitos estuvimos decidiendo qué té tomar de entre los más de 50 que había en la carta.

Con la Wifi del hotel nos comunicamos con Asier y Oihana con los que fuimos a cenar a un restaurante que ponían bastante bien y de gente local. Por fin, gracias a nuestros nuevos compañeros, descubrimos los platos realmente picantes, pero yo creo que fue uno de los mejores sitios dónde cenamos. Super barato, pero los platos estaban muy muy buenos. Eso sí para ir al baño tenías que pasar un patio interior y te llevaban a un baño que estaba como en otro sitio. Pero mereció la pena.

Después nos fuimos a dormir. Teníamos que ir a la estación de tren a las 12:00 y queríamos ver una fabrica de té. Así que cogimos una camioneta que nos llevará a la fabrica, que si podía parar en algún campo para hacer  fotos a la recolectoras y luego nos llevara a la estación sería perfecto. Lo conseguimos en nuestro hotel. Estaba regentado por una chica china y nos consiguió el transporte bastante bien de precio y  dónde nos dieron de desayunar muy bien y muy original como podéis ver en la foto. En este hotel de nuevo nos encontramos a un americano con una chica china y los padres de esta con los que habíamos coincidido en varios sitios antes y que la tarde anterior estaban también en el hotel.

Subimos al transporte e iríamos a buscar a Oihana y Asier y ugo a la fabrica. El día seguía estando mal. Lluvia, frio,... Sri Lanka es una de las mayores potencias en la producción de hojas de té negro. La denominación de origen Ceylon Tea (Té de Ceilán) es ciertamente indiscutible. Su cultivo en la Naturaleza de áreas tropicales o subtropicales mejora el resultado, aunque el toque de calidad ideal viene si a este factor le sumamos la altura. Precisamente por eso en las Tierras altas de Sri Lanka, también conocidas como El País de las montañas, nace el que probablemente está considerado el mejor té del mundo.

En la fabrica nos enseñaron cual era el proceso del té y cual es la diferencia entre varios tipos de té que allí se hacían. Después una taza de té para degustar que entra en el precio de la visita. Al volver a la ciudad nos pararon en un campo donde las mujeres tamiles, que las estampas de estas mujeres recolectando hojas de té a una velocidad de vértigo son ya parte de la esencia de Sri Lanka, estaban cerca de la carretera y nos bajamos para hacerles unas fotos. Después te pedían dinero y luego pensamos que quizás estaban allí para los turistas, porque nada más acabar las fotos se fueron. Aunque luego vimos que había por todos los campos algunas.

Se llaman las tea pluckers y se mueven muy rápidamente con su atuendo típico, sus cestas a la espalda sostenidas gracias a cintas y cordeles que se suelen ponen en la frente, el “tercer ojo” pintado para no olvidar su origen tamil ni que su religión es la hindú. En un país mayoritariamente budista los tamiles sostienen el hinduismo. Nos quedó muy claro que tienen míseros sueldos, más o menos en un mes de trabajo de Sol a Sol perciben unas ganancias de 8000 Rupias, que vienen a ser aproximadamente 50 euros. Así que no es de extrañar que se acerquen a los turistas y con lo poco que les damos mejoren esos ingresos con los cuales viven tanto ellas como su familia, probablemente de muchos miembros. Incluso nos dijeron en la fabrica que tenían que recoger cerca de 20kg de hojas si querían el sueldo cada mes. Nos pareció que las explotaban bastante. Eso sí a tí te regalan las mejores de sus sonrisas, a pesar de ello.


Luego la camioneta nos llevaría a la estación donde cogeríamos el tres para Ella. Pero esta vez no con tanta suerte como el otro viaje, sólo había de tercera y sin sitio reservado. Tres o cuatro horas de tres de pie con bastante gente, aunque al final tuvimos suerte y nos tocó cerca de una ventana donde nos sentamos un poco y pudimos admirar el paisaje. Pero esto... en la próxima crónica.

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