miércoles, 29 de agosto de 2018

Era de noche y, sin embargo, llovía

He oído esta frase (la del título de la entrada de hoy) en uno de los programa de radio que escucho por Youtube (La lengua moderna) y Quequé la ha utilizado como mala escritura desde un punto de vista literario. También se utiliza como ejemplo de discurso sin consistencia o lógica o de ideas absurdas.

Lo he buscado en Google y me he enterado que fue escrita por Antonio Neira de Mosquera un periodista y escritor gallego, como ejemplo de lo que antes decía. A pesar del escrito del citado Neira, según parece, en una ocasión un joven escritor se acercó a Juan Eugenio de Hartzenbusch, director de la Biblioteca Nacional y escritor allá por el siglo XIX, y le entregó una obra suya a don Juan Eugenio. Le pidió que la leyera y que le comentara su parecer sobre lo que el joven autor consideraba una gran obra. ¿Saben ustedes cómo comenzaba aquella obra? Efectivamente: “Era de noche y, sin embargo, llovía”.

No hay constancia, pero casi seguro que el famoso escritor don Juan Eugenio no tuvo una impresión muy buena de aquella obra, suponiendo que continuara con la lectura después de semejante comienzo. Eso sí, esta frase es hoy tan famosa que bien puede uno comenzar una novela con ella a modo de guiño o de homenaje.

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