martes, 13 de noviembre de 2007

El secreto de Eunate

El otro día visitamos Eunate, una de las iglesias más bonita de Navarra que se encuentra en el camino de Santiago. Su planta octogonal y su posición tiene algo de misterio. Además de las fotos tan bonitas que hizó Gabriel os cuento las historias y secretos que encierra este monumento.

Una de las edificaciones religiosas de planta octogonal que más ha dado que hablar en los últimos tiempos es la de Eunate (cien puertas en euskera), en Navarra, la patria de nacimiento de Ibn Ezra. Tiene la peculiaridad de que la planta octogonal es irregular, lo cual ha disparado la imaginación de los más conspicuos esoteristas. Se ha atribuido también su edificación a los templarios sin ninguna base probatoria.

La leyenda sobre la capilla de Eunate dice que fue mandada construir por una reina, y que allí está enterrada. Efectivamente, allí se encontraron enterramientos: era cosa habitual enterrar a los muertos dentro de recinto sagrado en siglos pasados. Pero pensamos que en esta edificación ha sido depositada otra reina: la talla de Santa Mª de Eunate es reciente, y sin duda debió de haber otras anteriormente. La actual sostiene al niño, que muestra un libro cerrado en la mano izquierda, mientras señala al cielo con la otra en actitud de bendecir.

A nuestro entender, en las dimensiones de la irregular planta octogonal de esta iglesia se ha vertido la doctrina de las claves de la Luna con proporciones precisas, concretas. Tal sería la reina simbólica enterrada en el lugar. Si la órbita de la Luna fuese circular, barrería ángulos iguales en tiempos iguales. Pero es elíptica: con arreglo a la 2ª ley de Kepler -no conocida en la época de la construcción de Eunate, al menos que sepamos-, la Luna va rápida en velocidad angular cuando está cerca del perigeo (mínima distancia a la Tierra), y lenta cuando se mueve cerca del apogeo (distancia máxima).
En este último caso, los astrólogos de la época hablaban de la Luna en movimiento de Saturno, que tiene un significado similar al de este planeta. La diferente rapidez de salida de los signos del Zodíaco sobre el horizonte también era bien conocida en tiempos medievales, y su cálculo lo más exacto posible objeto de gran interés. Detrás de todo ello no sólo estaba la simple curiosidad científica, o el prurito de la exactitud: las observaciones y cálculos astronómicos tenían por motivo principal hacer buenos pronósticos astrológicos. En particular, el trazado de los arcos originados por el movimiento de los planetas era fundamental en la técnica predictiva al uso: las direcciones primarias.

Así pues, la Luna barre ángulos iguales en tiempos diferentes a lo largo del mes lunar, pasando por un máximo y un mínimo en los valores de su velocidad angular. Hecho importante también en la predicción, tanto meteorológica como en las interrogaciones (Astrología horaria). Esta disimetría estaría plasmada en la irregularidad de los lados del octógono de Eunate.

La relación entre el polígono de 8 lados y el principio femenino simbolizado por la concha podemos verla en la mezquita de Córdoba, donde para mayor claridad en su significado simbólico, la concha de la capilla de Alhaken II se halla inscrita en un octógono.

En Eunate se ha subrayado también un hecho importante que refuerza nuestra hipótesis: sobre la cúpula octogonal irregular podemos contemplar aberturas que tienen por motivo iluminar el interior. Pero presentan un detalle que no puede escapar al observador atento: tienen forma alternativa de hexágono y octógono. A nuestro entender, representan eones espacio-temporales, fases alternativas de una onda, como es la que resulta de dividir el ciclo solilunar en ángulos de 45°.

En el Zodíaco,los signos son alternativamente masculinos y femeninos, alternativamente opuestos, como ocurre en el desarrollo de cualquier fenómeno ondulatorio. Lo mismo ha querido representarse con este detalle constructivo en Eunate, lo cual está de acuerdo con las doctrinas en boga de la época en que fue construida la iglesia.

Los nabateos, siguiendo doctrinas anteriores, atribuyeron a cada planeta un día de la semana, un color, un metal, y una figura geométrica: a Saturno le correspondió el hexágono, a Júpiter el triángulo, a Marte el rectángulo, al Sol el cuadrado, a Venus y Mercurio la combinación triángulo-rectángulo. Pues bien, a la Luna le correspondió como cualidad el octógono, según consta de sus escritos. (Juan Antonio Belmonte. Las leyes del cielo. Ediciones Temas de hoy. Madrid, 1999, pág. 122). Parece que la reina enterrada en Eunate, podría ser muy bien una clave astronómica lunar.

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