Más vale que fuimos pronto al museo de Van Gogh. ¡¡¡Qué cola!!!! Y no me estoy refiriendo al miembro del famoso pintor, sino que había más gente que en la guerra. Para ver los cuadros tenías que mirar a traves de dos columnas de humanos.
Los cuadros estaban muy chulos, había muchos conocidos e incluso algunos no tan conocidos como pinturas japonesas que hacía. La verdad es que le cundió la vida artistica porque en 10 años creo casi mil pinturas. Normal que se volviera loco. A mi me encantaron los bocetos que hacía y mandaba en cartas a su hermano de las pinturas que en esos momentos estaba realizando. Vimos los girasoles, la habitación, algun autorretrato,... Mereció la pena.
Desde el barco vimos el museo de la ciencia (llamado Nem y que tiene forma de barco), una replica de un barco, que al igual que el Titanic se hundió la primera vez que se hizó a la mar, un restaurante chino donde cabían creo recordar unas 700 personas (¡¡¡una sobrada!!!), las casas flotantes (las había más bonitas y menos bonitas) y las casas que se ven al lao de los canales, algunas torcidisimas. Además de todos los puentes.
Al salir del barco jarreaba. Y después de comer en un NewYork pizza (una especie de McDonalds que había por todos los lados, pero en pizzeria) y entrar en calor, al ver que no paradba de llover fuimos rapidamente al museo Rijs, donde aunque estaban en reformas habían adaptado un ala con las obras más importantes. Allí vimos la lechera de Jan Vermeer (el pintor de la joven de la perla), la guardia nocturna de Rembrandt,... Vimos algunos que estaban muy muy chulos. A mi personalmente me gustó el de los patinadores por el canal. Ahora mismo no me acuerdo, pero había tantos personajes que había que mirar con detenimiento el cuadro. Al final cazamos a la pareja en el pajar. Qué decepción.
Hicimos los planes para el día siguiente, vimos el tiempo en Internet y rezamos para que no fuera verdad. Y en unos segundos caímos fritos, por lo menos yo.
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