Después de un incidente con mi inglés y con el novio de la compañera de piso de Iria en calzoncillos, llegarón Pili y Xabi del albergue y nos fuimos. Aquel día ibamos a conocer Rotterdam, la ciudad donde ha vivido Iria cinco meses. Es totalmente diferente de lo demás que habíamos visto y quizás por eso me gustó tanto.
La primera parada fue el EuroMast una torre que hay bastante grande en la que puedes subir hasta una altura de 132 metros que es muy poco comparado con otras torres, pero que en ese país donde no hay montañas la vista en un día despejado puede ser de ¡¡30 km!!
Aquel día estaba despejado, pero no del todo. Así que en el primer piso que estuvimos a unos 100 metros se podían ver algunos edificios de Delf y muy muy a lo lejos algunos de La Haya, pero apenas se identificaban.
Después puedes subir en una especie de ascensor que va subiendo dando vueltas para que veas todo el paisaje de Rotterdam, además de los edificios más emblematicos. Aqui no subió Xabi que sufre de vertigo, e Iria subió pero sin asomarse mucho.
Entre los edificios emblematicos, el Erasmus, donde trabaja Iria, además del puente que lleva también el nombre del personaje más famoso de la ciudad.
Entre los edificios emblematicos, el Erasmus, donde trabaja Iria, además del puente que lleva también el nombre del personaje más famoso de la ciudad.
Después de bajar de la torre, dimos un paseo muy chulo por el parque al lado del EuroMast hacía el puente Erasmus y la zona "vieja" de la ciudad. Las comillas son porque no es vieja. En la guerra mundial Rotterdam al ser un sitio estrategico fue bombardeada dejando tan sólo tres edificios en pie: La iglesia, el ayuntamiento y la casa blanca.
Después de hacer varias fotos a Yoyo y Hoops en el edificio donde trabaja su dueña llegamos al puente Erasmus. Como se puede ver en la foto parecido al de Castejón de la autopista.
Seguimos el camino y llegamos a la casa blanca que como antes decía es una de las pocas casas viejas de Rotterdam. Y al lado de ellas están las casas cubicas. Son unas casas muy curiosas, como podeís ver en la siguiente foto.
Se puede entrar a una pagando como si fuera un museo. Realmente merece la pena, porque yo pensaba que los suelos igual estaban torcidos. Pues no. Los suelos están planos y es como una casa normal, salvo los techos y las paredes. llegamos a la conclusión que estaban guays, pero que sería muy dificil de limpiar.
Al lado de las casa cubicas más o menos vimos la iglesia o catedral, después eso sí de pasar por varios edificios modernos pero originales.
Y de allí a comer. ¡¡Y más vale!!! Cuando entramos al restaurante empezaba a lloviznar un poco , mientras comiamos vimos llover mucho, nevar,... y cuando ibamos a pagar salió de nuevo el sol. Parecía que el tiempo sabía nuestros planes.
Luego vimos el ayuntamiento y después de hacer un poco el tonto con la estatua que hay enfrente... nos dirijimos a la estación Centraal para coger un tren que nos llevaría a nuestro proximo destino, Gouda.
Gouda es de nuevo un pueblecito encantador. Con iglesia y con ayuntamiento, con canales. Conocido por la gente por su queso. La verdad es que me gustó más que algunos de los que habíamos estado. De hecho si me preguntan con que pueblos me quedó de todas las vacaciones, creo que el primero diría Leiden, luego Delf y luego Gouda.
Fuimos rapido a la iglesia, pero estaba cerrada como el día de Delf. La verdad es que cierran rapido todos los sitios. Al parecer la iglesia tiene unas vidrieras muy bonitas.
Vimos la plaza que es impresionante, con ese ayuntamiento monumental como se ve en la foto de la izquierda. En el había un reloj que parecía que iban a salir unas figuras, pero allí estuvimos como tontos esperando y nada.
Fuimos por un canal que había y tomamos algo para quitar un poco el frio. El sitio era también encantador, todo con luz de velas, de madera,... Es curioso, lo estuvimos comentando, que allí los bares son muy bonitos y está muy cuidado la estetíca. No como aqui. También una de las cosas que choca de aquel país es que no utilizan mucha iluminación en los sitios. Incluso en las casas tienen muy poca iluminación, eso sí unas ventanas que casi son como las paredes de grandes, aunque sea el piso bajo y puedas ver a la gente cuando pasas por la calle.
Después volvimos a Rotterdam y de la estación fuimos andando para pasar por el pasadizo del museo de arte modero. Es un pasadizo que está iluminado de diferentes colores. Me gustó un montón e hicimos un montón de pruebas con la cámara. Al final consegui hacer una foto medio decente.
Volvimos a cenar en casa de Iria, nos enteramos del resultado malo de Osasuna por internet. Aquello olía a despedida. Sólo quedaba una mañana. ¡¡Qué cortas se habían hecho las vacaciones!!
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