miércoles, 25 de marzo de 2009

Basilea y vuelta a casa

Aquella, mi última mañana en Suiza, nos levantamos tarde. Sin prisa, pero sin pausa. Había que ver Basilea, donde había dormido todos estos días. Un sol esplendido me despidió. Ya sabía yo que el día que me fuera haría día como para haber ido a ver el Matterhorn... Mientras desayunabamos, nos preparamos, hacía la maleta, Jorge aprovechó para quitar el colchón donde yo dormía, limpiar su cuarto, organizar el armario con sus cosas, incluso pusó la lavadora. Justo cuando saliamos le ayude a tender la ropa. La lavadora tienen en el piso de abajo, donde también tiene que tender y tienen turnos. Cada día le toca a un piso la lavadora.

Salimos para ver Basilea con un buen anfitrión. La verdad es que desde aqui le doy las gracias a mi hermanillo que me ha llevado muy bien a todos los sitios, aunque algunas cosas nos quedamos sin ver. Que ha sacado todos los billetes y ha hablado con la gente en inglés para que yo no tuviera que preocuparme (como los policias que nos preguntarón cuando volvimos con el tren de Alemania a Basel). Incluso sabía un montón de Aleman las estaciones que parabamos, la vía a la que teníamos que ir,... cuando ami me parecía como si fuera un hombre con un calcetín en la boca quien hablará... ¡¡Gracias Jorge!!

Lo primero que vimos de Basilea fue una iglesia (como no) con una gran torre y al lado una fuente muy chula y original. Mientras andabamos por las calles me dí cuenta lo que ya había visto en otras ciudades suizas. Los coches iban parando a metros de distancia de los semaforos cuando los vean ambar (para rato en Pamplona que se acelera más) y paraban siempr een los pasos de peatones, aunque todavía no estuvieras en la orilla de la carretera. Otra cosa que me resultó curiosa fue las bicis. El día que ibamos pa Suiza a Jorge le robaron la bic en Pamplona. ¡¡En Suiza las bicis no están candadas!!! a lo sumo alguno canda la rueda a la bici. Es increible.

Pasenado llegamos a la plaza de mercado (Markplatz). Allí está el pintoresco Rathaus (ayuntamiento) en piedra arenisca de color rojo oscuro. Como decía Jorge es espectacular y una d ela scosas más chulas de Suiza. Por dentro y por fuera estaba decorado con pinturas. En la plaza había un mercadillo (Caro como todo Suiza) y por eso había mucho ambiente por la calle.

De allí fuimos al punte para ver el Rin. Es inmenso, como todos los rios allí, y le atraviesan varios puentes. Hicimos un montón de fotos e intentamos hacer una con el tranvía pasando, pero que dificil coger el momento justo. Además allí vimos el Hotel "Les Trois Rois" (o Tres Reyes). Fue gracioso... De allí fuimos a la zona de la universidad, donde Jorge me enseño donde paga el piso, donde está la biblioteca, el bar barato donde celebran los jueves universitarios, aunque él no va a la universidad. Él va a una especie de Escuela de Negocios. La zona de la universidad estaba muy bien, había alguna calle con casas chulas, una torre por la que pasaban los tranvias,... Luego nos encaminamos para finalizar a la Münster. Estaba en obras como no, pero pudimos entrar. Dentro está la tumba de Erasmus de Rotterdam (Gracias al cual está Jorge allí y la ciudad que visite justamente hace un año). La catedral tiene dos torres irregulares, pero lo mejor está detrás de la catedral donde está el mirador al Rin.

Y ya volvimos al piso, cogí la mochila y la maleta, me hice unos bocatas y nos fuimos a la puerta de la estación de tren donde sale el autobús para el aeropuerto. Jorge no me acompaño porqu eera una tontería, así que nos separamos allí. El viaje no tuvo ningún altercado, salvo que salimos un poco má starde porque había dos maletas más que pasajeros y estuvieron a punto de que pasaramos todos para decir cual era nuestra maleta. Finalmente una mujer con dos niñas pequeñas dijo que ella llevaba tres maletas y que incluso había pagado por facturar una de ellas.

Aqui acaba mi cronica (y mi chapa) sobre mi viaje a Suiza. Espero que os haya gustado y que os haya dado un poquito de envidia y de ganas de viajar al país alpino. Quizás si os apuntaís alguna vez decirme, ya que yo tengo que volver, porque me queda por ver el Matterhorn y es una espinita que se me queda clavada y que espero que antes o después me la saque visitando de nuevo ese bonito país.

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