El jueves era mi último día de Swiss Pass, y con ella tenía los museos gratis. Jorge dijo que aquel día ibamos a Berna y Friburgo. Berna, al parecer, lo que era la parte vieja no era muy grande y Friburgo, aunque no había estado, creía que no ibamos a tardar tampoco mucho en verla. Y como en C&A ya habíamos estado en Lucerna comprandose camisetas pues no hacía falta madrugar e ir pronto a Berna. Y como había que esperar a las 19:00 a que le saliera el tren gratis, pues al final le dije que no me importaría utilizar el Swiss Pass para ver algún museo. Me dijo que el mejor era el kunstmuseum que era de pinturas. Estaba cerca del piso de Jorge y allí me encamine para verlo mientras él dormía un poco más e interneteaba.
En la planta primera había ya cuadros más de impresionismo de Manet, Monet, Van Gogh,...
Allí conocí a un artista de la que no sabía nada y que me gustó un montón: Camille Pissarro. El museo estaba muy bien la verdad y recomiendo su visita. Además había una exposición temporal de Picasso, de grabados y así. La verdad es que el tio pintaba muy bien.
Luego sin prisa fuimos a Berna, casillegamos a la hora de comer y nos fuimos a una pizzeria. Es la primera vez que ibamos a comer por ahí. Salió un poquillo caro, pero un día es un día. Además el tiempo no era muy bueno, la lluvía (y la nieve en Friburgo) nos acompaño todo el día. Comimos además en una de las calles más chulas de Berna. Jorge tenía razón en que la parte vieja de Berna era pequeña, pero es una pasada. Hay dos o tres calles increibles, no me extraña que sea Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO. Con sus fuentes del siglo XVI, decoradas con figuras alegóricas, las casas con sus arcadas comerciales. En las casas una de las cosas típicas eran los sotanos al que podías acceder por la calle. Vimos La Torre del Reloj con un reloj Astronómico del siglo XVI que es también muy típica. Los escudos y figuras que decoran también algunas fachadas.
Seguimos un recorrido que ponían en el mapa que pedimos en la¨Oficina de Turismo y después de recorrer las calles
llevaba por un puente a una fosa donde hay un oso. Al parecer según la leyenda, el duque Bertoldo V de Zähringen, fundador de la ciudad, le habría dado el nombre de Berna, tras haber vencido un oso (Bär en alemán) y en la zona hubo osos durante siglos, y de ahí la fosa.
También estuvimos en la colegiata y la verdad es que estaba bastante bien. Sobretodo el portal con sus figuras pintadas con dorado. Una pena el tiempo, pero el paseo fue estupendo y la ciudad es una pasada.
El recorrido nos llevó por fuentes muy chulas (menos pintadas y sin figuras como las de Berna, pero también muy esculpidas y muy elaboradas), puentes s
obre el río Saane cubiertos y sin cubrir, y así fuimos por toda la ciudad. La ciudad tiene el rio abajo de lo que es la parte vieja, así que al final había que subir un desnivel altisimo desde abajo hasta arriba. Por eso tenían un funicular que unía la parte alta con la baja. Nosotros subimos por las escaleras. Así quitamos el frio y además estaban cubiertas lo que nos quitaba de la nieve y de la lluvía.
La verdad es que no tenía mucha cosa el pueblo, pero me pareció muy bonito. Pena que el tiempo nos hizó correr a todos los lados, y con el paraguas todo el tiempo no es lo mismo. Además de la lluvía también el frio no nos permitió pasear tranquilamente viendo ese pueblo. Así que rapidamente lo vimos y para esperar al tren de las 19:00 nos tomamos el tipico ya chocolate caliente del McDonals que por supuesto había cerca de la estación. La unica pega es que era distinto y además no había Donuts...
Cuando llegamos a Basilea ese día pude disfrutar de la pasta Basilea. Macarrones con tomate, que es uno de los alimentos basicos de mi hermano. La verdad es que estaban buenos. Ya quedaban poco días y ya sin Swiss Pass.
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