¿El Grand Canyon? ¿Qué decir de un sitio que al quedarte mirándolo de cualquiera de los miradores que hay te sientes como lagrima en la arena, como un grano de arena en el desierto? ¿Qué decir de un sitio que siempre he querido ir y que estaba esperando como agua de Mayo llegar desde que sé que viajaba a la costa Oeste? Los tres en el viaje teníamos sueños , cada uno el suyo. El mio ver atardecer en el Gran Cañón.
El Gran Cañón se puede ver de muchos sitios, nosotros íbamos a visitar el parque del gran cañón, hay otros trozos a los que te llevan en helicóptero u otros a los que te acercas antes desde las Vegas y dónde está el pasillo de cristal tan conocido. Pero el nuestro es el parque chulo, uno de los primeros parques naturales de los USA y que fue declarado Patrimonio de la Humanidad en 1979 por la UNESCO y como decía en la anterior entrada tuvimos que pasar para ir de Monument Valley al hotel dónde nos alojariamos dos noches para pasar un día entero en el parque y cumplir mi sueño.
El primer mirador, en el que paramos de camino, era el de una torre. Impresionante ver el rio Colorado por aquella vistosa y escarpada garganta.do en el norte de Arizona, Estados Unidos. Los miradores seguían durante 35 Kms y luego llegabas al Visitor Center dónde aparcamos al día siguiente.
Los parques naturales de USA están muy bien montados en casi todos los que estuvimos había aparcamientos gigantescos y luego autobuses que te llevan a los miradores o a sitios dónde empezar una caminata. Nosotros en este caso salimos e hicimos una caminata al borde de la garganta. Muy bien explicada y con unas vistas increíbles, en esta entrada ha sido la entrada hasta aora que he tenido más difícil el elegir las fotos ;-)
El Cañón fue creado por el río Colorado, cuyo cauce socavó el terreno durante millones de años. Así que en el camino había placas de los años a escala para que viéramos básicamente que tener 38 años no es ser viejo. Y menos 35, cómo tiene Ainhoa. Ya que cerca de 2000 millones de años de la historia de la Tierra han quedado expuestos mientras el río Colorado y sus tributarios o afluentes cortaban capa tras capa de sedimento al mismo tiempo que la meseta del Colorado se elevaba.
Poco a poco fuimos haciendo el camino, entre piedras que nos mostraban que son los tipos de piedras que puedes ver en el cañón, entre miradores, entre gente (no estábamos solos precisamente, pero no es agobio, porque el parque es muy grande) y entre ardillas. Ardillas que te dicen que tienen una especie de rabia y te dicen que os les des de comer, que no te acerques por peligro de mordida, aunque a mi en una de las fotos, casi me roza una. No tienen mucho miedo a los humanos...
El cañón tiene unos 446 km de longitud, cuenta con cordilleras de entre 6 y 29 km de anchura y alcanza profundidades de más de 1600 metros. Así que cuando preguntamos a los rangers que informaban en el Visitor Center por si se podía bajar al cañón, nos dijeron que sólo unos 400 metros, ya que con el calor que hacía (abajo mucho más por lo que nos dijeron) y bajar y subir 1600 metros, es más desnivel que cualquier monte que hagas en los pirineos. Así que no nos vimos capaces y nos pareció que bajar 400 metros no íbamos a ver diferente a lo que veíamos en los miradores. Así que cogimos un autobús, después de comer un par de emparedados (O como los quieras llamar Aitziber ;-)) para visitar otros miradores.
Vimos desde otro punto de vista, incluso en algunos de los miradores pudimos ver el río Colorado que no habíamos visto desde el día anterior. Quizás ya después de un día viendo el cañón te parece que es lo mismo y quizás a mis compañeras de viaje les pareció más de lo mismo. Pero yo cada mirador lo disfrutaba como si fuera el primero, ya que la espectacularidad es impresionante, aunque también hacía mella el calor y el cansancio. Pero aún faltaba mi sueño por llegar.
A las siete o así cogimos el coche de nuevo del Visitor Center y nos dirigimos a uno de los miradores que habíamos pasado el día anterior, pero que no habíamos parado y allí sentados ver como el sol ponía esa garganta con esos colores rojizos. Y no sólo eso, sino que en la roca que teníamos delante había una nube negra de tormenta y pudimos ver el arco iris. Atardecer con arco iris, ¿se puede pedir más? No muchos podrán disfrutar de esas vistas. Quizás en las fotos no se aprecia del todo, pero ahí está. Cuando empezaron en nuestro mirador a caer cuatro gotas os fuimos al hotel.
Habíamos visto antes de llegar aquí cosas increíblemente bellas y nos quedarían por ver otras tantas, pero yo ya había vivido mi sueño.
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