miércoles, 19 de diciembre de 2007

Ana con trimiliki

Al día siguiente en Gamboa fuimos prontico a embadurnarnos porque Andrea nos había dicho que a la mañana caía un pequeño rio de agua que arrastraba la arcilla y hacía una crema que era muy buena para darse. Y la verdad es que era casi como si fuera una crema. Nos hicimos alguna foto que el anterior día no habíamos hecho, pero no fue lo mismo. Titi y Maider estuvieron jugando con los cangrejos ermitaños, estos que se esconden en las conchas vacias. Era más raro lo de darse barro y no solo porque era muy pronto en la mañana, también porque alguien estaba con pocas ganas. Fue al llegar al albergue y prepararnos para desayunar que Ana empezó con su enfermedad. Vomitos, trimiliki (cagalera en portugués),...

Ella dice que es porque dormimos juntos, que siempre que viaja conmigo se pone enferma, pero todos sabemos que tuvo que ver mucho ese trago de agua (aunque fuera poco) que tomó del grifo del albergue de Salvador.

No pudo disfrutar del desayuno increible que nos prepararon Andrea y Cristina, lleno de frutas, galletas, bizcocho, una especie de dulce membrillo, pero que era preparado con otra fruta, el zumo de naranja natural, el batido de platano,... Nos miraba la pobre con envidia y a la vez con asco por culpa de su enfermedad. La verdad es que me dio más pena...

Con Ana así, disfrutamos un poco a la mañana de la playa al lado de Gemeos. Me eche otra cabezadita en una de las hamacas que tenían también en un pequeño toldo al lado de la playa, mientras Ana se hacía cuidar por la gente de allí. Andrea le compró un coco, se tumbó en una hamaca, también le hicieron una infusión con unas hierbas que trajo Andrés. Andrés era el chico de Tafalla que estaba al frente de otra posada al lado de Gemeos con su mujer o pareja, Ana. Viven seis meses en Tafalla en verano y luego van a Gamboa a vivir los otros seis meses del año. Muy majos y que se interesaron mucho por la enfermedad de Ana. Su posada se llamaba "Morada Iruña". ¡¡Estabamos casi en casa!! Con ese hospital en la playa con el coco y la infusión que aduras penas se "tragó" porque no le gustaba, Ana se fue recuperando. Así que con ella al mediodía fuimos paseando por la playa hasta el pueblecito de Gamboa.

Pena no habernos llevado algo de dinero porque el sol pegaba fuerte en lo alto del cielo y un botellín de agua nos hubiera aliviado la sed y el calor que teníamos. El pueblecito me encantó. Era una calle de arena con casas y entre las casas se veía el mar y chavales bañanadose. La gente muy maja nos saludaba y allí Ana aprovechó a hacer alguna foto de los niños que no se escondían. Allí vimos a unos de Mallorca que nos saludaron supongo porque nos habían oido hablar castellano. La verdad e que cuando la gente encuentra a gente de su país se vuelve super agradable, aunque estos se pasaron un poco porque casi nos invitan a su casa de Mallorca. Nos insistieron demasiado en que fueramos a Mallorca.

Luego llegamos a la posada y la marea estaba baja. Teníamos que hacer unos cuantos recados en Morro y fuimos hacía allí. En el camino comimos (todos menos Ana que ya se sentía bien, pero que no quería forzar el estomago) la bandeja que nos habíamos llevado con comida al vacío. El camino lo hicimos tranquilamente y nos paramos a hacer fotos varias en un muelle. Allí vimos el atardecer, bueno lo que nos dejaron las nubes que aparecíeron de repente. Cogimos la vuelta en la lancha para el día siguiente, cogimos los regalos para nuestras anfitrionas y fuimos al puerto a coger una lancha para volver a Gamboa. Supuestamente cada hora había una lancha de Gamboa a Morro, pero el horario brasileño no es puntual. Allí son más tranquilos y lomejor es que la gente no se agobia porque llegue tarde. Al final un barco que iba hacía allí nos acercó. Nos cobró el viaje más caro, pero fuimos con la música a tope. Parecía la Discoteca-lancha. Nos hicimos unas fotos y nos echamos unas risas. En el puerto de Gamboa vimos por última vez la ambulancha. No he hablado de ella y nos hizo mucha gracia verla.

Con un paso tranquilo y haciendo el tonto volvimos por la playa hacía Gemeos. Allí nos esperaba una cena de Andrea a base de pescado, Caballa, a la plancha. ¡¡¡Qué rico estaba!!! Cenamos con Iciar, que era una chica de donosti que estaba en la Morada Iruña. Estaba con unos azafatos que nos se habían animado a la invitación a cenar. Pero ella sí. Era divertidisima, no callaba y decía un montón de cosas en inglés y expresiones con las que nos reimos un motnón. "Anyway me tengo que ir ya", "A Candemor", "Oh my God" y cuando nos reimos un montón fue cuando hablamos e cucarachas y ella las llamaba "cuquis". Ja,ja,... Una chica super maja.


De allí fuimos a la cama. A la mañana siguiente después de la costumbre de embarrarnos, Ana si que pudó disfrutar del desayuno tan bueno que nos prepararon. La verdad es que por 10€ el alojamiento y el desayuno está muy bien. Y vaya desayuno de nuevo!! Podeís verlo en la foto. Nos despedimos de Andrea y Cristina. Parecía como si hubieramos estado más de una semana allí y formaran casi parte de nuestra familia. Al final fuimos a Morro andando y cogimos la lancha para volver a Rio. Era el final del viaje y la verdad es que la vuelta fue un poco triste. Nos quedaba una noche en Rio y después a Pamplona. Esto se acababa.

Si vaís a Morro o a Gamboa dejarme que os de las páginas Web de Gemeos y de la Morada de Iruña. Os las recomiendo. Y desde aqui un saludo a Andrea y Cristina y muchas gracias por todo!!!

Gemeos:

Morada Iruña:

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